El Tarot es una representación pictórica de las Fuerzas de la Naturaleza tal como las concibieron los Antiguos según un simbolismo convencional. A. Crowley
No pretendo al referirme a los cuatro elementos de los antiguos como las fuerzas primordiales de las que todo está hecho, entrar en discusión con los conceptos modernos de la formación del universo, y tampoco considero que esta forma de dividir el universo de manera cuádruple difiera con las teorías modernas sobre la estructura del mundo conocido. Cuando me refiero a ellos lo hago de la misma forma en la que lo han hecho diferentes tradiciones espirituales y filosóficas (algunas antiguas y otras no tanto), es decir, como una división en cuatro grandes grupos para representar nuestra constitución y la del Universo. Es lo que ha sido llamado por algunos, el Gran Cuaternario.
Para la mayoría de culturas estos cuatro elementos o emanaciones provienen y están conectadas por un quinto poder como veremos a continuación. Para los hindúes por ejemplo, el origen de todo es Akasha, el fuego se llama Tejas, el agua se llama Apas, el aire Vayu y la tierra Prithivi. Para los griegos, existían los mismos cuatro elementos permeados por el "Ether"; la tradición chamánica del Tíbet, habla del fuego, el agua, el aire y la tierra entretejiéndose en la quintaesencia del espacio; los aborígenes australianos comparten la misma clasificación y de la misma forma encontramos en la tradición de la Qábalah esta división/agrupación cuaternaria.
El Tetragramatón o nombre sagrado de cuatro letras de la tradición hebrea YHVH o יהוה, que fue traducido como Yahvé o Jeovah por los traductores bíblicos, representa en sí mismo esta constitución cuádruple del Universo y más allá de hablar de un ser o una deidad, nos muestra cuatro estados o escalones vibratorios de existencia que además explican el proceso creativo que lleva a la manifestación. La Qábalah llama a estos estados o peldaños, "Los Cuatro Mundos" y aunque se considera que entre más elevado el "mundo", está más cercano a la fuente; los cabalistas consideran que la Divinidad está presente en todos los peldaños incluido el plano físico, solo que en diferentes estados de consciencia. En resumen estos mundos son: Atziluth (Mundo Arquetípico o de la Emanación, La consciencia suprema), Briah (Mundo Creativo, el lugar del las fuerzas Arcangélicas), Yetzirah (Mundo Formativo, el mundo de las fuerzas Angélicas) y Assiah (Mundo manifiesto o plano físico). Cada uno de ellos está representado por uno de los cuatro elementos mencionados previamente.
En lo anterior podemos notar una estructura ordenada en la cual cada "mundo" tiene una labor específica que realizar, como los engranajes de una gran maquinaria. Esto se conoce como la Jerarquía Espiritual y funciona de la misma manera que cualquier proceso creativo de nuestra realidad mundana. Para que algo exista primero tiene que pasar por un proceso previo de imaginación, concepción, desarrollo y finalmente, manifestación. Como explicara en alguna de sus charlas L.M DuQuette, podemos usar el ejemplo de una fábrica de sillas para entender mejor este proceso.
Imaginemos un edificio de cuatro pisos. Al ingresar al primer piso, vemos una factoría llena de sillas de todas las formas, colores y texturas; allí se ensamblan y se dejan listas para su uso (Assiah). Pero si queremos saber de donde provienen estas sillas, debemos subir el siguiente piso donde encontraríamos a varias personas trabajando en los diseños y planos de todas las sillas que vimos en el primer piso, estas personas representan el papel de las fuerzas Angélicas del mundo de (Yetzirah). Estas entidades obedecen a su vez al encargado del siguiente piso, el Arcángel bajo cuyo mando está el equipo de "diseño". Este Arcángel sería el "inventor" de las sillas, el que da la idea básica de como debe ser una silla, es decir el que manda la orden para que se diseñe un objeto que sirva para sentarse (Briah). Y en el último piso, encontraríamos el concepto "puro o esencial" (Atziluth) de descanso, un concepto que puede parecer abstracto en su origen, pero del cual se desprende la necesidad de crear un objeto para descansar. Para los que se están adentrando hasta ahora en estos conceptos, les puede sonar extraño que mencione ángeles y arcángeles y les puedo decir que en este tipo de Sendero a pesar de que a veces se les visualiza como figuras antropomórficas para poder relacionarnos con ellos de una forma personal, la mejor forma de describirlos sería como estados vibratorios de energía con objetivos específicos en la construcción y mantenimiento del plan divino, y a la hora del té, se entienden más si los visualizamos dentro de los espectros de frecuencia de la luz y el sonido que como humanos emplumados.
El Tarot no es ajeno a esta Jerarquía y de hecho lo podemos ver en la división de los Arcanos Menores en cuatro palos principales. Varas (Fuego), Copas (Agua), Espadas (Aire) y Pentáculos (Tierra), así que no es una exageración decir que cuando tenemos una baraja de tarot en nuestras manos, tenemos una representación microcósmica de la interacción de los principios universales. De aquí surge otro concepto muy interesante y es que para los cabalistas, nosotros somos representaciones microcósmicas del universo, por lo cual según la famosa frase griega "Gnoti se Uton/ Conócete a ti mismo", podemos conocer el universo; ya nos dice el axioma hermético "Como es arriba, es abajo".
La carta del Mago posee el significado de esta labor de reconocimiento y organización de estos principios cuádruples en nosotros mismos, mostrándonos sobre la mesa de trabajo los cuatro palos en orden y equilibrio. En nuestro nivel práctico de trabajo visualizamos a los cuatro elementos en una forma muy general de la siguiente manera:
Fuego: Chispa de Vida, acción, actividad; Agua: Emociones, mundo interior, subconsciencia; Aire: Ideas, lenguaje, comunicación; Tierra: Cuerpo físico, mundo material; así que básicamente nuestra labor principal ha de ser la de poner en orden y balance todos los aspectos de nuestro Ser, para manifestar lo de "arriba, abajo".
Tal vez, todos estos conceptos puedan parecer confusos y complejos a primera vista, pero cuando nos sumergimos en ellos, encontramos que la Qábalah funciona como un mapa que nos permite reconectarnos con nuestra esencia y sobretodo encontrar nuestro lugar en todo el proceso creativo del Universo. Entender que somos co-Creadores nos hace conscientes de nosotros mismos y de lo que creamos, y ser conscientes nos muestra la influencia creativa que tenemos en todo lo que nos rodea. Nosotros creamos nuestra propia realidad.
En Luz, Vida y Amor
F.V.T
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