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La transformación del Ser y la personalidad mágica.

"Vi al ángel en el mármol y tallé hasta que lo liberé". Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564)


El trabajo primordial de las Escuelas de Misterios es el de guiar a sus estudiantes en el proceso de conocerse a sí mismos para descubrir su verdadera naturaleza. Desde tiempos remotos han buscado trabajar y pulir la personalidad humana entendiendo que esta, es solo un canal para la manifestación del Poder de Vida de la gran consciencia universal. Este proceso está lleno de retos y se parece literalmente al proceso de pelar una cebolla por capas para llegar al centro, a la esencia misma del Ser. Durante el entrenamiento inicial, se busca reconocer e integrar todos los aspectos de la constitución humana que van más allá de la apariencia material y se enseña que todo lo que percibimos en nuestra esfera de percepción física, tiene su sustento en el mundo espiritual; de hecho, en la tradición qabalista, se dice que el plano físico (Malkuth) es el trono en el cual se "sientan" todas las influencias espirituales del Creador. Aprendemos y descubrimos que somos más que un cuerpo físico y comenzamos a ver cómo cada elemento del ser (razón, emoción, intuición, cuerpo físico), no es un aspecto separado uno del otro, sino algo que trabaja como parte un sistema interconectado. El alma no es algo distante y separado, sino algo que trabaja de manera integral con nuestro cuerpo físico en el proceso de expansión de la conciencia, así que cualquier transformación ya sea a nivel físico o espiritual, repercute en su contraparte. Es decir que cualquier movimiento del espíritu se manifiesta en el vehículo físico y viceversa.


Teniendo en cuenta lo anterior, la filosofía oculta considera que la transformación del Ser, es un proceso gradual en el que el instrumento (la personalidad), se afina gradualmente para vibrar armónicamente con los principios universales de la manifestación divina de forma cada vez más consciente y constante. Esto ha sido enseñado a través de la historia en diferentes tradiciones y mitos, como por ejemplo los misterios Dionisiacos y los Órficos, en donde la lira de Orfeo se convierte en el instrumento que sublima las fuerzas instintivas Dionisiacas; o también los "doce trabajos de Heracles", donde el héroe griego va recorriendo una serie de pruebas que lo llevan, esotéricamente hablando, a sublimar su condición humana para despertar su naturaleza divina. También podemos encontrar estas enseñanzas en el simbolismo que muestra la transformación de la piedra bruta en un cubo tallado y reluciente (símbolo de la personalidad regenerada) por medio del trabajo constante o la transmutación alquímica de los metales densos en oro.



Este proceso tiene una repercusión en el plano físico y el plano espiritual y de cualquier manera, sea cual sea la metáfora, se busca una transformación profunda a través de la auto-observación y la creación de imágenes mentales que gradualmente van reemplazando patrones obsoletos arraigados en la personalidad que oponen resistencia al cambio y la expánsión. Aquí es donde la creación de una personalidad mágica se revela como una técnica espiritual interesante.


La imaginación es uno de los poderes creativos más importantes que posee el ser humano y como ya lo había mencionado en una entrada anterior, es tal vez una de las herramientas más desperdiciadas y menos valoradas. Nuestra mente todo el tiempo está creando imágenes mentales basadas en deseos, miedos, situaciones e interacciones con el mundo exterior, tejiendo una red de patrones que empiezan a definir nuestra personalidad. Este proceso es una respuesta natural a los estímulos externos, que permite adaptarnos e interactuar con nuestro entorno. Lo anterior tiende a complicarse cuando se vuelve un proceso automático en el cual no estamos conscientes, dándole el control a nuestro casi automático ser instintivo. Muchas veces también, estos patrones son aprendidos de otras personas o incluso implantados por la sociedad (en el caso de la publicidad o el adoctrinamiento) y lentamente se van arraigando en nuestra estructura individual definiendo la forma en la que nos relacionamos con el mundo. Lo que nos volvemos entonces, termina siendo una mezcla de cosas que necesitan reorganizarse, realinearse, transformarse, para avanzar en el Sendero de Retorno, para trasformar el plomo en oro.


Entendiendo entonces que es desde la imaginación, donde se crean nuevos patrones con ayuda del discernimiento y el enfoque mental, que podemos desarrollar mejor el concepto de personalidad mágica. Esta es básicamente una imagen que el individuo imagina y cultiva desde sus primeros pasos en el entrenamiento mágico en lo que tradicionalmente se llama "plano astral", es decir, en Qábalah, la esfera de Yesod. A través de entrenar la imaginación y usarla de manera enfocada, el Mago, empieza a construir en su mundo interior una personalidad arquetípica que funciona como recipiente para las fuerzas universales con las que desea trabajar,. volviéndose un modelo en la transformación de su personalidad terrenal funcionando como un avatar, un doble mágico que influye y trabaja en llave con su personalidad tradicional, transformándola. Es importante tener en cuenta que la construcción de esta imagen mágica debe hacerse con cuidado, para evitar proyectar en la esfera de Yesod una personalidad desequilibrada que luego se manifieste en su contraparte terrenal.


Este mismo concepto llamado muchas veces "doble etérico" permite al individuo trabajar desde su mente sin necesidad de trabajar desde el plano físico. Por ejemplo la construcción y trabajo en un templo, hace que después de ser usado por un tiempo, quede impreso en el mundo astral de tal forma que deja de ser necesario estar presente en él físicamente para acceder a sus funciones mágicas. Sucede lo mismo con la "parafernalia" y objetos mágicos que hacen parte del entrenamiento básico, pues dejan de ser necesarios físicamente al aprender a acceder a ellos desde su "doble" astral. La meditación, los rituales, o los trabajos de sendero, son parte importante en la creación de esta personalidad mágica y su práctica constante es la que hace que esta se vuelva el cincel, que como decía el artista del Renacimiento Miguel Ángel, va puliendo la roca dejando al descubierto la esencia de lo que siempre estuvo allí oculto esperando a ser descubierto, lo que verdaderamente somos. La personalidad comienza a brillar por el flujo de la energía que recibe desde el alma y de esa manera el Mago y la Sacerdotisa se vuelven mediadores entre "lo de arriba y lo de abajo".


Hágase tu Voluntad y no la mía.


En L.V.X, Vida y Amor

F.V.T





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