No te juzgues por las cosechas que recojas, sino por las semillas que plantes. Robert Louis Stevenson.
El dolor es tal vez la más común de las emociones. No ha habido un solo hombre o mujer, que no la haya experimentado y puedo decir con certeza que la vivimos a diario en mayor o menor medida. ¿Por qué, siendo algo que no nos gusta sentir, aparece a diario en nuestra vida y pareciera no darnos descanso alguno? Algunos culpan a Dios de su desdicha, otros a sus familias, otros a sus compañeros de trabajo, unos al “sistema” y algunos, a todas las anteriores. Y es que en efecto, nos resulta más fácil culpar a todo y a todos, que a nosotros mismos. Esta actitud egoísta es la raíz de la mayoría de los problemas que tenemos a nivel personal y como sociedad.
Todo en el Universo responde y funciona de acuerdo a leyes inmutables, de las que nadie escapa. Leyes naturales que han modelado y dado forma y origen a todo lo que vemos (y a lo que no también). Sentirnos separados de todo, nos ha hecho creer que escapamos de estas leyes. Justamente esta desconexión y desconocimiento (u olvido) es lo que nos produce dolor. Nuestra sociedad actual y su desequilibrio, es el más claro ejemplo de lo que sucede en muchos niveles cuando se va en contra de las leyes naturales.
En ocultismo, quien se encarga de que todo siga su curso sin desviarse, es el Karma. Esta palabra proviene de una raíz sánscrita que quiere decir “hacer” y hace referencia directa a la ley de “causa y efecto” (toda acción produce una reacción o un resultado) y actualmente por el desconocimiento verdadero de su manera de actuar, es sinónimo de mala fortuna, destino y castigo divino. Cuando a alguien le sucede algo desafortunado, se suele nombrar al Karma como el culpable. Pero el Karma realmente lo que está mostrando es que ese no es el camino, buscando que esa persona aprenda a regir su vida de acuerdo a estas Leyes. Entre más resistencia pongamos, más dolor atraeremos a nuestra vida. Para cambiar esto, es necesario por un lado, aceptar que la experiencia nos va llevando a buscar lo que necesitamos para evolucionar, por encima de lo que queremos para satisfacer nuestro ego personal y por otro lado observarnos todo el tiempo, ver cuáles patrones se repiten. Una vez identificados, transformarlos en patrones que se vayan alineando con nuestro verdadero propósito de vida. Después de un tiempo de auto-observarnos, empezamos a ver las situaciones complejas y difíciles, como oportunidades para nuestro crecimiento y para fortalecer nuestro carácter. Cuando nos damos cuenta que estamos siendo “corregidos” de manera consciente es más fácil centrarnos y seguir avanzando.
El Karma como fuerza cíclica en el Tarot Crowley/Harris.
Uno de los grandes problemas que tenemos, es que solemos medir las cosas y acontecimientos de acuerdo a la duración de nuestro relativamente corto tiempo de vida. La brevedad de nuestra existencia física, no nos deja ver que estas leyes se toman a veces mucho más tiempo del que dura una encarnación y que es posible que los resultados se vean en un futuro lejano (o en el pasado, actualmente hay una teoría de la física cuántica que habla sobre la posibilidad de cambiar acontecimientos del pasado desde el futuro). La creencia popular nos hace preguntarnos cosas como, ¿Cómo es posible que le pasen cosas “malas” a personas “buenas”? Si bien ir en concordancia con la ley, generará menos dolor y mayor entendimiento de las situaciones, siempre debemos recordar lo que ya había dicho, la vida nos va enviando las situaciones que necesitamos para evolucionar, no las que buscan satisfacer nuestro ego. El aprendizaje será siempre parte de todo viaje evolutivo y estamos aún lejos de alcanzar la perfección. Aún las personas más evolucionadas espiritualmente siguen teniendo comportamientos erráticos propios de la naturaleza humana en ciertos momentos de su vida.
Así que entendamos, que el Karma no es malo ni bueno, sencillamente busca mantenernos en el camino, busca que evolucionemos, busca enseñarnos. Si logramos verlo de esta manera el dolor irá cambiando poco a poco por un estado de aprendizaje consciente y de madurez espiritual.
En Luz, Vida y Amor
F.V.T
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