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Diosas, Madres y Mujeres.

Actualizado: 16 jun 2020

"Una religión sin una diosa está a medio camino del ateísmo". Dion Fortune


Venus de Willendorf (Europa Central/Edad de piedra)

Hace miles de años, cuando nuestros ancestros aún vivían al descubierto en contacto constante con el entorno natural, sintiendo en carne propia las inclemencias y favores del tiempo, encontrándose todo el tiempo bajo el cielo infinito, ya fuera entre un bosque denso, o en la rivera de un río, en una montaña escarpada o en una estepa abierta, debieron comprender algo y asimilarlo como una idea o concepto primitivo, que fue evolucionando con el paso de los años. Ese entorno omnipresente del que no estaban separados a pesar de ser muchas veces hostil, les brindaba la manera de vivir, de alimentarse. Tal vez no fueran muy conscientes al principio de la relación entre concepción y sexualidad, así que es muy probable que por eso consideraran a las mujeres como generadoras "automáticas de vida" hasta mucho tiempo después cuando fueron conscientes de el proceso requerido para procrear. Luego también entendieron que la dadora, era quien tomaba sus vidas de vuelta. El hecho de nacer, nos llevaba inevitablemente a morir. De esta forma, es muy probable que se relacionara todo lo que traía vida y muerte con el principio femenino y naciera así la imagen arquetípica de la "Gran Madre" que iría evolucionando constantemente. Solo basta con mirar representaciones femeninas de la prehistoria como la famosa "Venus de Willendorf" o la de Lespugue, que datan de una fecha similar para ver que la imagen femenina y sus conceptos de vida y abundancia, ya se estaban gestando desde épocas remotas.



Isis y Horus (Dinastía XXVI 664-525 a.DC)

Con el paso del tiempo y a medida que la relación se fue volviendo más cercana, se fueron agregando atributos diferentes a la Gran Madre y pronto pasó de ser solamente dadora de vida, a ser protectora, sanadora, cazadora, amante, vidente y tejedora entre otras miles de atribuciones. No por nada uno de los epítetos de la diosa Isis es "La de los 10.000 nombres" y si bien fueron apareciendo deidades especializadas según su función, hubo otras (tal vez ninguna como ella), que absorbieron y simplificaron en una sola diosa los atributos de las demás. Isis comenzó siendo una diosa asociada con las crecidas del río Nilo en la milenaria tierra de Egipto y poco a poco fue tomando para si las atribuciones de sus similares. Su nombre traduce literalmente "Trono" y su culto pasó a extenderse por toda Europa y parte de Asia, desde las islas Británicas hasta el norte de la India, donde se han encontrado vestigios de su paso.




Como ya había mencionado anteriormente, la dadora de vida, otorgaba la muerte, así que todos los procesos de Iniciación y Muerte, están relacionados desde tiempos antiguos a la Madre. Las madres del inframundo, la muerte y la destrucción también abundan y para el equilibrio cósmico, son tan importantes como las "benéficas". Entre ellas tenemos a Hécate, diosa griega de las encrucijadas y la hechicería; a la diosa hindú Kali, devoradora del tiempo; a Pele, la diosa Hawaiana de los volcanes (que a la vez es considerada creadora de las islas), y a la diosa Neftis, hermana oscura de la diosa Isis.


La diosa hindú "Kali"


Por razones obvias, las imágenes que se asociaban a las diosas tenían que ver muchas veces con sus órganos reproductivos (al igual que sucedió con las deidades masculinas) y por esto se les adoró primigeniamente en las cuevas, o lagunas y sus símbolos eran en ocasiones contenedores que representaban el "Útero de la Tierra" y por esta razón asociamos a la energía femenina, con una energía contenedora, receptiva que se encarga de dar forma y contener la energía para que no se disperse. En las tradiciones Europeas y de gran parte de los pueblos del norte de la India, en sus rituales se representaba a la diosa con una copa o cáliz y al dios con una vara o espada.


Pareciera ser que al momento de aparecer las religiones monoteístas del oriente medio, el culto a la diosa empezó a estar en peligro. La imagen del dios masculino empezó a gobernar y ya sabemos el desequilibrio que todo esto trajo como consecuencia. Más tarde, avanzados en la historia, cuando el Imperio Romano que adoptó el cristianismo como su religión bajo el mando del astuto Teodosio (acción que reforzaría posteriormente Constantino en Bizancio), todos los cultos diferentes a la fe cristiana empezaron a ser perseguidos, incluídos aquellos que tenían diosas en su panteón. De esta manera por ejemplo, el último templo que rindió culto a la diosa Isis (Filae en Egipto), fue cerrado por orden del emperador Justiniano en el año 535 de nuestra era. El cristianismo básicamente omitió y editó la parte femenina de la deidad, borrando a las figuras femeninas de su sitial como diosas, dejando solamente a la imagen de María como representante del género, cambiando la tríada universal de Madre, Padre e Hijo, por la de Padre, Hijo y espíritu santo que sin pretender ofender a nadie, me parece desbalanceada.


Hoy, la diosa no desaparece, y entendiendo a las deidades como representantes de las fuerzas universales, sabemos que no podemos separar lo masculino de lo femenino, las diosas de los dioses, lo activo y lo pasivo, lo que está arriba de lo que está abajo. Lo femenino hoy reclama de nuevo su lugar y no hablo de sectarismos radicales o de seguir separados. Nosotros mismos debemos balancear internamente nuestros pares de opuestos. Mientras no encontremos el equilibrio entre esas dos partes, la sociedad está destinada a fracasar y como decía Dion Fortune, "Una religión sin una diosa, está a medio camino del ateísmo".


En L.V.X, Vida y Amor


F.V.T




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